Marcelino Oreja Aguirre y su apuesta por la construcción europea: Reflexiones en torno a la celebración del 9 de Mayo (artículo en LTPV)

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El presidente del Instituto 9 de Mayo y la catedrática Susana Sanz, miembro del Consejo del i9M, han publicado el siguiente artículo en La Tribuna del País Vasco (08.05.2020):

 

En 1975 España se encontraba ante el reto de pasar de la periferia al centro de la arena internacional, alinearse con las democracias en la defensa de los derechos humanos y poder participar en el proceso de integración europea.

Para ello resultó clave la acción desde el Ministerio de Asuntos Exteriores y la participación en las dos organizaciones internacionales de referencia, el Consejo de Europa y la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea).

Los tres hitos concurren en la trayectoria vital de Marcelino Oreja Aguirre, quien además de haber sido Delegado del Gobierno en el País Vasco (1980-1982), es el único político español que ha desempeñado tantas responsabilidades de trascendencia internacional: Ministro de Asuntos Exteriores (1976-1980), primer español en ser elegido Secretario General del Consejo de Europa (1984-1989), Eurodiputado (1989-1993), presidente de la Comisión Mixta Congreso-Senado para asuntos europeos en las Cortes Generales (1993), Comisario Europeo de Transportes y Energía (1994-1995) y de Relaciones Institucionales, Cultura y Audiovisual​ (1995-1999).

Él mismo dijo en una ocasión que “Europa es, antes que los bienes y mercancías que cruzan sus fronteras, los ideales que inspiraron su creación y las personas que lo hacen posible”. En efecto, D. Marcelino no solo representa la materialización de la entrada de España en Europa –la prioridad política durante la Transición–, sino que su perfil no se aparta del de algunos de los padres fundadores de la Unión Europa como Robert Schuman o Jean Monnet.

Merece recordarlo, precisamente, con la especial ocasión que simboliza la celebración del 70º aniversario de la Declaración Schuman, de 9 de mayo de 1950, que dio origen al proyecto supranacional para la paz y unidad en el continente.

Marcelino Oreja es símbolo de toda una generación de españoles que hicieron suyas las primeras palabras del rey Juan Carlos como Jefe del Estado: “Europa deberá contar con España y los españoles somos europeos”.

En julio de 1977 fue Oreja quien presentó en Bruselas la solicitud de adhesión a las Comunidades Europeas, la cual no se firmó hasta junio de 1985, haciéndose realidad la entrada un año más tarde.

Desde entonces, D. Marcelino ha dedicado su empeño a fomentar la construcción europea. Como él mismo apunta, “porque Europa es algo más que un espacio geográfico definido por la historia; es una empresa por la que vale la pena luchar, aunque el camino pueda ser arduo”.

Particularmente, fue uno de los negociadores clave de la reforma de los tratados constitutivos más emblemática, el Tratado de Maastricht de 1992, por el que se creó la Unión Europea como tal. Más tarde participó también en la reforma de Ámsterdam de 1997. Antes de esto, en 1989, en calidad de presidente de la Comisión Institucional del Parlamento Europeo, todos los grupos políticos le encargan la redacción de un proyecto de Constitución Europea (nonata).

Por una parte, la Europa de Marcelino Oreja es “una sucesión de tentativas para encontrar la relación ideal entre lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado, lo político, lo económico y lo social”. Una de las razones que le hacen valorar a la UE es porque, frente a tanta sangre derramada, ha decidido hacer de la tolerancia, la concordia y la solidaridad humana, su signo más distintivo, su propósito más emblemático.

Por otra parte, la adhesión a la UE, a los ojos de D. Marcelino, “es el gran salto de España hacia la libertad”. Además, según él, nuestro país es el que más se ha beneficiado, en términos absolutos, de la política comunitaria de fondos estructurales y de cohesión, y uno de los que ha contribuido también a su progreso y desarrollo. No se cansa de repetir que la ciudadanía europea y la euro-orden judicial son iniciativas españolas. El Programa Erasmus también lleva apellido español.

En definitiva, la apuesta que llevó a cabo nuestro contemporáneo para conseguir más y mejor Europa fue pionera, decidida y valiente. Como dijo Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, en la entrega del Premio Carlos V en 2017, “Marcelino Oreja lo hizo con el espíritu abierto que le caracteriza como español, y con el tesón que demuestra todo buen vasco ante una empresa loable”.

Habiendo cumplido recientemente 85 años, sigue ejerciendo su vocación europeísta desde la presidencia del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Fundación de la Universidad CEU San Pablo. Honrado hace diez años con un marquesado, no deja de publicar, lee y hace intervenciones puntuales de gran calado y significación para el futuro común europeo.

En tiempos como los que estamos viviendo con la crisis del coronavirus, resulta inspirador lo dicho por Marcelino Oreja en la toma de posesión como académico de Yuste: “para mí la vida humana es una trama, un quehacer que se organiza en torno a tres palabras: creer, esperar y querer. A las tres acompaña la construcción europea.”

S.Sanz, A.Yakubuv

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